
Cuando una empresa o emprendedor decide crear una app, hay muchas decisiones técnicas y creativas por tomar. Pero hay un tema que muchas veces se pasa por alto y que puede traer problemas serios más adelante: la propiedad intelectual de la app. ¡Conoce más!
¿Qué es la propiedad intelectual en el desarrollo de una app?
La propiedad intelectual se refiere, principalmente, al código fuente, al diseño, al contenido original y a veces incluso al modelo de negocio o funcionalidades únicas de la app. Básicamente, todo lo que hace que esa app sea lo que es.
El gran dilema aparece cuando se trabaja con una agencia o equipo externo de desarrollo. ¿Quién se queda con los derechos de ese código? ¿La agencia que lo escribió o el cliente que lo encargó y pagó?
Dos modelos comunes en el mercado
Agencias que ceden el código al cliente:
En este modelo, una vez finalizado el proyecto (o durante su desarrollo), la agencia entrega todo el código fuente, diseños y documentación al cliente. El cliente tiene total control y propiedad legal sobre el producto. Ventajas para el cliente:
- Puede escalar o modificar la app con otro equipo si lo necesita.
- Tiene control completo sobre la tecnología, sin depender de un proveedor.
- Evita posibles disputas legales en el futuro.
- Puede vender la app o licenciarla con mayor libertad.
En Doonamis trabajamos bajo este modelo. Siempre entregamos el código al cliente porque creemos que quien paga por el desarrollo debe tener el control total sobre su producto. Es una cuestión de confianza, transparencia y visión a largo plazo.
Agencias que retienen el código:
Algunas agencias mantienen la propiedad del código y solo licencian el uso de la app al cliente. Esto significa que el cliente usa la app, pero no es el dueño real del software. ¿Por qué lo hacen?
- Porque usan su propio framework o código reutilizable.
- Porque buscan asegurar una relación a largo plazo con el cliente.
- Porque consideran que el valor está en su tecnología, no solo en el servicio.
- Queda atado a esa agencia (vendor lock-in).
- Dificultades para migrar, modificar o escalar el proyecto sin autorización.
- Complicaciones legales si hay desacuerdos o la relación se rompe.
El impacto legal y estratégico
Desde un punto de vista legal, no tener claro quién es el dueño del código puede traer consecuencias importantes: desde la imposibilidad de vender la app a un tercero, hasta demandas por uso indebido si el contrato no es claro.
A nivel estratégico, la propiedad intelectual puede ser un activo valioso: si una startup busca inversión, los fondos querrán saber si realmente es dueña de su tecnología. Si no lo es, la valoración baja.
¿Qué se recomienda?
- Leer (y entender) el contrato: Siempre. La cláusula de propiedad intelectual debe estar clara y bien redactada.
- Negociar la cesión del código: Si vas a pagar por un desarrollo a medida, tiene sentido que el resultado te pertenezca.
- Aceptar licencias si tiene sentido: En algunos casos, si se trata de una solución tipo SaaS o de bajo coste, puede ser aceptable usar el código bajo licencia.
La propiedad intelectual de una app no es solo un tema legal; es una decisión estratégica. Saber si eres dueño o solo usuario de tu tecnología puede marcar la diferencia entre el éxito y el estancamiento. Por eso, antes de firmar con una agencia de desarrollo, asegúrate de que entiendes qué estás comprando… y qué no.
En Doonamis, creemos que el cliente debe ser el verdadero propietario de lo que encarga. Por eso, entregamos el código fuente en todos nuestros proyectos, sin excepciones. Porque desarrollar una app no es solo programar, es construir una relación basada en confianza. Contáctanos y haremos de tu idea una realidad.
